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Las burbujas de color rosa

Vida en Furgoneta

Actualizado: 26 mar


Me llamo Erika y vivo en una isla de las Canarias, Lanzarote.

Sobre ella flotan leyendas e historias que la convierten en un lugar especial, que se revela solo a quienes tienen ojos para verla realmente.

La más famosa es la leyenda del diablo de Timanfaya, que une la fuerza de la roca volcánica, el amor y la planta de Aloe Vera, creando un mito tan evocador que aún hoy se sigue transmitiendo.

Es una isla volcánica estrechamente conectada con la energía del fuego, y la isla es el símbolo que mejor me representa, ya que siempre he creído que cada uno de nosotros es una isla. Una isla perfecta, completa y que contiene en su interior todo lo que pueda necesitar.

Tierra bañada por las aguas y acariciada por el viento, la suma completa de cada elemento en características que la hacen única e irrepetible.








Mi vida es un poco diferente a la norma, pero me sienta como un guante.

Comparto mis días con mi compañero y, hace un tiempo, decidimos empezar a vivir juntos.

Como suele ocurrir, mis planes sufrieron grandes modificaciones respecto a la idea inicial: queríamos buscar una casa para nosotros, pero parece que la sociedad actual no facilita en absoluto las iniciativas de los jóvenes.

Esto se hace aún más difícil para quienes deciden construir su vida lejos de su tierra natal, teniendo que crear una nueva realidad desde cero.

Nos ocurrió lo mismo a nosotros, pero a pesar de los muchos obstáculos, el deseo de comenzar una vida juntos nos impulsó a tomar la decisión de comprar una caravana y convertirla en nuestro hogar.

Es un estilo de vida que despierta mucha curiosidad en quienes no lo conocen y siempre genera muchas preguntas.

No todo el mundo elige vivir de esta manera. Para muchos, puede parecer un concepto atractivo en un contexto de vacaciones, pero difícil de aplicar en la vida diaria.

En realidad, es una vida muy sencilla y minimalista, que podríamos considerar mucho más normal de lo que se piensa, aunque nos obliga a reajustar nuestras perspectivas, enfrentándonos a la necesidad de elegir qué es realmente importante y eliminando lo superfluo. También nos acostumbra a prestar una atención constante al mundo que nos rodea, haciéndonos comprender la importancia de evitar el desperdicio y lo poco que realmente necesitamos para vivir.


Sin embargo, también ofrece placeres que nunca había experimentado. Puedo despertarme cada día en un lugar diferente, a veces directamente a la orilla del mar, con el sonido de las olas acompañándome fuera de los sueños, y cada noche puedo contemplar un cielo estrellado desde una perspectiva distinta.

En caso de necesidad, también puedo dormir cerca del lugar al que debo acudir por la mañana, eliminando el problema del tráfico y la impuntualidad, y alcanzando un nuevo nivel de comodidad.

Por supuesto, compartir un espacio reducido puede ser un desafío, especialmente para quienes han nacido y vivido en casas normales con mayores dimensiones, pero incluso esta dinámica se convierte en una oportunidad para conocernos mejor y construir una relación sólida y bien estructurada.


Cabe aclarar que nuestra elección no fue una de esas decisiones impulsivas de “dejarlo todo y mudarse a una caravana”. Más bien, hicimos de la necesidad una virtud para poder cumplir el objetivo de vivir juntos, ya que, al estar en una isla, la oferta de viviendas era extremadamente limitada y no encontramos ninguna que se ajustara a nuestras necesidades.

Con el tiempo, nos hemos dado cuenta de que este hogar sobre ruedas, con la capacidad de moverse por el mundo, nos representa perfectamente. Sin anclajes fijos en la tierra, es la mejor expresión de lo que somos: dos almas aún errantes en la búsqueda de nuestro lugar en el mundo. Y lejos de molestarnos, nos encanta.


Después de todo, vivir en total libertad a bordo de una caravana ha sido un sueño de toda la vida. Así que puedo decir que la isla misma ha hecho realidad mi deseo, respetando mi esencia y devolviéndome a la conexión con mis anhelos más profundos.

Al igual que la isla, todavía no tenemos una claridad absoluta sobre el camino que tomaremos en la vida, sobre cuál será nuestra profesión definitiva o sobre si realmente queremos un hogar fijo en este preciso momento de nuestra existencia.

El viaje y el descubrimiento constante son la esencia de nuestra vida.

Y es precisamente en este viaje de exploración donde inserto mis ideas y mi creatividad, aportando al mundo nuevos proyectos.


 
 
 

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