FEMINIDAD

Aunque originalmente el color rosa se asociaba con lo masculino, ya que deriva del rojo y se percibía como un tono fuerte, con el tiempo —también por razones puramente comerciales— se ha convertido en un indicador de lo femenino, mostrando toda su infinita gama de matices.

Es precisamente por este amplio abanico de tonalidades que elegir este color para la marca Jazira parece ser la opción más adecuada.

La palabra “mujer” define biológicamente una estructura cromosómica específica, pero en la práctica la feminidad es imposible de encerrar en una sola definición.

El concepto de mujer es tan amplio y tan denso que puede analizarse desde innumerables puntos de vista: puede observarse su evolución a través del prisma de la función social, las expectativas compartidas, la moda, el acceso al mundo laboral, así como las perspectivas, deseos e inclinaciones.

También la corporalidad tiene un impacto: no existe ni podrá existir jamás una figura canónica del aspecto que “debería” tener una mujer, porque cada cuerpo es sagrado y único en todas sus formas.

A la luz de estas premisas, creo que al menos es deseable abrazar esta visión total de la feminidad, darnos y dar permiso para expresar nuestro femenino en toda su totalidad y de manera consciente.

Ser mujeres con el placer de sentirnos tales, expresando al máximo nuestro poder creativo a través de los colores, las acciones, los pensamientos. Hacer que esta feminidad explote, reivindicarla con fuerza, sin caer en la trampa de un feminismo tóxico que nos quiere antagonistas de lo masculino, sino canalizando nuestras energías para poder ser libremente femeninas.

A veces princesas, a veces artistas, a menudo cambiantes como nuestra naturaleza impone. Maestras de la fluctuación entre un mundo hecho de delicadeza y otro en el que la fuerza intrínseca que poseemos nos permite encarnar la acogida, explorar los abismos del alma humana.

Ser al mismo tiempo un puerto seguro en una laguna donde las olas se debilitan al volver a la calma…